Mujer hermosa en lugar de sexy



Una mujer hermosa es una mujer que posee una belleza que se hace cada vez más definida en el trato, en la conversación y en la mirada. Su hermosura está en la forma en que camina, en su forma de hablar y se presentarse. Está en la manera en que brilla desde dentro hacia afuera. Es su alma y su chispa la que la hace hermosa. Puede ser la mujer que no notas al principio, que no siempre sobresale. No se le pone el adjetivo de “sexy”, adjetivo que se usa frívolamente.
Hay cosas que hacen que la mujer sea hermosa en lugar de sexy, como que se sabe dar a respetar, que usa un lenguaje elegante, no bajo o soez. No hay mujer más bella que la que tiene un gran corazón, no hay mujer más admirable que la que tiene dignidad; no hay mujer más elegante que la que es una dama. La mujer sabia se conoce y trata de conocer a los demás. Una mujer es feliz si se sabe valorar y valora a los que la rodean.
Su vestido es no es un mero tener extrínseco, sino una manera de completar su propia humanidad. Ve la moda como una síntesis de cuerpo y espíritu; de intimidad y exterioridad. Entendida así, convierte la apariencia y la fantasía en medios de manifestación de su espíritu, de manifestar lo bello. La moda y las preferencias de cada quien son particulares, porque el gusto es una idea indeterminada que cobra significado sólo en la exposición individual de cada sujeto.
Hay una percepción de que yo soy yo, y de que sólo yo soy yo. Pero también hay la percepción de un tú posible, de una compañía adecuada. Mi cuerpo tiene la capacidad de expresar compañía. La principal palabra humana no es el cuerpo. Si una muchacha engancha por sus piernas, allí se va a quedar el novio. Allí la persona no es percibida. Luego saldrá el ser real.
El poeta Ramón López Velarde escribió:
Suave Patria: tú vales por el río /
de las virtudes de tu mujerío.
Eso quiere decir, puesto en prosa, que México vale por las virtudes de sus mujeres. El famoso investigador norteamericano, Patrick Fagan, dice que la fortaleza de un país depende de cómo la ciudadanía use la sexualidad: Si hay familias fuertes y personas castas, esa sociedad es como ciudad amurallada, impenetrable ante los avances del enemigo.
Una mujer valiente es la que tiene convicciones y no lleva una doble vida. Una mujer que sabe dar y recibir, es equilibrada, y, por tanto, tiene más capacidad para hacer felices a los demás. El Papa Francisco dice que “la mujer da armonía y sentido al mundo” (Febrero 2017).
Se ha difundido la convicción —totalmente embustera— de que la pureza es enemiga del amor. La pureza es la condición indispensable para poder amar, para amar de verdad, para amar fielmente. Si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse a otro? Y si dos personas se aman ¿deben esperar?... Si él y ella están profundamente enamorados, ¿no es suficiente eso para enlazarlos para siempre? No. Enamorarse es la cosa más fácil del mundo. Permanecer enamorados, la más difícil. Hay que proteger y cultivar, por tanto, el amor. El matrimonio supone amor pero es mucho más que el amor. Es mucho más que un contrato (que es intercambio de bienes y servicios), es una alianza (tú eres mío y yo soy tuya). Es una promesa de fidelidad, porque el matrimonio pide exclusividad y duración. Todo el mundo quiere un amor duradero.
La biografía real de una persona son sus valores. “Cada uno se transforma en lo que hace”. Si un hombre asesina, y no reconoce que hizo una mala acción, y sigue asesinando, se convierte en un asesino. Ser hijo de Dios no se alcanza por nacimiento, sino que se llega a ser progresivamente con la profundización en la fe, con la escucha prolongada de la palabra de Dios, con su interiorización.

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